Pere Milà i Camps (Barcelona, 1873-1940) y Rosario Segimon i Artells (Reus 1871 – Barcelona 1964) se casan.

Rosario Segimon, atraída por la fama del paseo de Gracia, compra una torre con jardín que ocupa una superficie de 1.835 m2, situada en el número 92. Encargan al arquitecto Antoni Gaudí (que en ese momento tiene 54 años) la construcción de su nueva residencia, con la intención de ocupar el piso principal y alquilar el resto de viviendas.

Se presentan al Ayuntamiento de Barcelona los planos del proyecto firmados por Antoni Gaudí y se solicita el permiso de obra. Se inician las obras de construcción.

Denuncia del Ayuntamiento de Barcelona porque uno de los pilares de la fachada ocupa una parte de la acera del Paseo de Gracia.

El Ayuntamiento de Barcelona abre un expediente porque el edificio excede el volumen de construcción permitido. Se requiere a los propietarios la legalización mediante el pago de una multa de 100.000 pesetas, o bien el derribo del desván y la azotea.

La Comisión del Ensanche certifica que el edificio tiene carácter monumental y no debe ajustarse estrictamente a las ordenanzas municipales.

Finalmente se concede el permiso de obra.

A petición de la Sra. Milà, Gaudí firma el certificado de final de obra del piso principal, en el que se indica que una vez terminadas las obras del resto de la finca se expedirá un nuevo certificado.

Se obtiene el permiso del Ayuntamiento de Barcelona para habitar el piso principal. Los Milà se trasladan allí.

Gaudí certifica el final de las obras; en el documento declara que, de acuerdo con sus planos y bajo su dirección, la obra se ha terminado y toda la casa está en disposición de ser alquilada.

La singular estructura del edificio y la relación entre Gaudí y Milà son objeto de chanzas publicadas en revistas satíricas de la época.

Se instala la primera tienda en la planta baja del edificio, la sastrería Mosella.

La Casa Milà es confiscada por el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC). Durante buena parte de la guerra es la sede de la Consejería de Economía y Agricultura, con la residencia particular del Consejero, Joan Comorera (Cervera, 1894 – Burgos, 1958), en el piso principal.

Rosario Segimon, viuda desde hace 6 años, vende el edificio a la inmobiliaria Provenza pero sigue viviendo en el piso principal hasta su muerte, en 1964, a los 93 años.

La Inmobiliaria Provenza encarga al arquitecto Francisco Juan Barba Corsini la construcción de trece apartamentos en el desván del edificio. También la transformación del primer piso de la calle Provenza en cuatro apartamentos de 100 m2 cada uno.

La Pedrera se incluye en el Catálogo del patrimonio artístico de la ciudad de Barcelona. Se trata del primer inventario que

redacta el Estado español para hacerse cargo de la conservación de los monumentos de la ciudad. Categoría A/Cap.1.

El gobierno español la inscribe como Monumento histórico-artístico de interés nacional. D. 17/94/1969,24-7; BOE 20/8/1969. Nivel A (Bien cultural de interés nacional), máxima categoría de protección.

La UNESCO la inscribe como Bien cultural del patrimonio mundial por su valor universal excepcional, ref. 320bis.

Caixa Catalunya compra el edificio a la Inmobiliaria Provenza.

Se abre a la visita la azotea de La Pedrera, hasta entonces inaccesible al público. Se empiezan las obras de restauración, que durarán 10 años, para convertir la Casa Milà en un centro cultural abierto a todo el mundo.

Se inaugura la rehabilitación del piso principal como sala de exposiciones temporales con la exposición Vanguardias en Catalunya, que forma parte del programa cultural de los Juegos Olímpicos de 1992.

Inauguración de la planta del sótano (antiguas cocheras) como auditorio.

Finalizan las obras de restauración de todo el edificio.

La Pedrera se ofrece simbólicamente a la ciudad el 27 junio de 1996 con el lema «Por Barcelona no damos un grano de arena sino toda una Pedrera». 

Se inaugura el Espai Gaudí en el desván del edificio, un espacio museístico para dar a conocer la vida y la obra del arquitecto. Obtiene el premio ACCA (Associació Catalana de Crítics d'Art) a las mejores iniciativas culturales y artísticas del año, porque representa la culminación del proceso de restauración y dignificación de La Pedrera y uno de los testimonios más fehacientes de los innovadores planteamientos estructurales de Antoni Gaudí.

La Generalitat de Catalunya otorga el Premio Nacional de Cultura, dentro del apartado Patrimonio Cultural, a la restauración del desván y la azotea de La Pedrera.

Se inaugura el Piso de La Pedrera, una recreación del piso y la vida de una familia acomodada del primer tercio del siglo XX, reconstruido íntegramente con los elementos originales que configuran el interior de una vivienda en La Pedrera.

Segunda gran intervención para restaurar la fachada, realizada en cuatro fases diferenciadas que permiten la celebración del Año Gaudí (2002).

Se participa en las celebraciones del Año Internacional Gaudí con la exposición Gaudí. Arte y diseño.

Se inaugura la reforma del Espai Gaudí (en el desván) como centro de interpretación de la vida y obra de Antoni Gaudí, con una especial atención a La Pedrera.

Se celebra el centenario del término de la construcción de la Casa Milà con un programa de actividades que combina el carácter esencialmente festivo de toda celebración con diversas propuestas culturales y artísticas.

La Fundación Catalunya La Pedrera nace el 1 de enero para responder con una nueva visión a una nueva realidad social. La Pedrera es, desde su constitución, la sede de la Fundación Catalunya La Pedrera, que destina los ingresos de sus entradas a proyectos sociales, ambientales, educativos y culturales.

Tercera gran intervención en la fachada de La Pedrera: limpieza de la piedra de la fachada, restauración de algunas fisuras producidas por el paso del tiempo y reparación de algunos forjados de los balcones.