En la entrada anterior del blog, hablábamos del camino de ronda que se encuentra en la cima de la fachada de la Casa-Milà La Pedrea. Es en la barandilla de piedra de este paso de ronda donde de forma discontinua y con una grafía típicamente jujoliana, podemos ver escrito: “Ave – Gratia – M – Plena –Dominus – Tecum”. Estas son las palabras que el arcángel Gabriel dijo a María en el momento de la Anunciación y Inmaculada Concepción.
Esta inscripción en la parte superior de la fachada del edificio está enmarcada por dos elementos, uno en cada punta de la inscripción. Al inicio, en el paseo de Gracia, encontramos tres lirios, un símbolo de pureza; mientras que al final, en la calle de Provenza, encontramos un símbolo del que no se conoce de manera clara que representa. Alrededor de este segundo símbolo existen distintas teorías y posibilidades, ya que podría ser una corona o un anillo, está por descubrir. Y en el medio de la inscripción, junto a la “M” de la virgen María, encontramos el relieve de una rosa, símbolo de María a la vez que recuerda el nombre de la primera propietaria del edificio, Roser Segimon, esposa de Pere Milà. |
Estos son los símbolos que encontramos en lo alto del edificio, pero se conoce que existía la idea de colocar una escultura en el punto medio del chaflán, encima de la “M” de María. Una escultura de la Madre de Dios con Jesús, flanqueada por los arcángeles san Miquel y san Gabriel. Carles Mani, colaborador habitual de Gaudí, realizó un modelo de yeso de la escultura y la presento a los propietarios. A pesar de todo, existen distintas teorías del porqué no se esculpió ni se instaló, ya fuera por discrepancias estéticas entre Pere Milà y Gaudí o como consecuencia de la Semana Tràgica (1909) y las revueltas anticlericales que estallaron en la ciudad. |
Fuera cual fuera el motivo, la escultura no se realizó nunca, pero todos estos otros elementos de la fachada nos permiten conocer un poco más la pasión simbólica del arquitecto, una pasión plasmada a lo largo de su obra.